lunes, 1 de junio de 2009

Primavera Sound 09

No podía haber mejor prólogo para el festival que la actuación el martes de Reigning Sound. Fueron de menos a más, de hecho yo creo que les faltó una segunda guitarra para acabar de arrollar por completo al personal, pero aun y así había muchas ganas de verles y la presencia escénica de Greg Cartwright y un repertorio acojonante hicieron el resto. A la altura de su discografía, o lo que es lo mismo: la puta ostia. Ingenuo de mi pensaba que habría más ganas de verles, y solo éramos unos pocos los fieles que nos desgañitábamos por las primeras filas.

Jueves
Primer concierto y primera sorpresa: The Bats. Me los habían recomendado por su parecido con los primeros trabajos de REM, y de eso se trata mayormente: guitarras limpias y buenas melodías. Llegaba el turno de los escoseses The Vaselines. Apuraron su escaso recorrido discográfico ("Jesus wants me for a sunbeam", "Son of a gun", "You think you're a man",...) en un concierto un poco sosete, les faltó punch que dicen los snobs.
Lo de Jesus Lizard es otra historia. En el primer tema su vocalista ya se había lanzado al público... y así siguió durante todo el show, haciendo el cabra a lomos de una apisonadora de rock y ruido. Jay Reatard era uno de los principales reclamos del festival para el que suscribe (una pena perderse Dead Meadow y My Bloody Valentine, aunque tras oir los comentarios de los asistentes ya no lo fue tanto). Me decía un amigo que encima del escenario parecen una banda de adolescentes iniciándose en el trash-metal: el pelo largo y casi cardado, el headbanging permanente e incluso las guitarras de dos puntas. El retrasado más macarra desgranó un repertorio que ojalá hubiera tenido más presente el álbum "Singles 06/07", de hecho tuvieron tiempo para ello pero prefirieron perderse en innecesarias distorsiones en los intervalos entre canciones. Aún y así, y a pesar de la notabilísima ausencia de un teclado, pudimos gozar de "See/saw", "Hammer I miss you" o "My shadow". Cafres, en ocasiones incluso demasiado.
Después de eso es complicado ver a Wooden Shijps. Excesivamente cansado para adentrarme en el post-rock psicodélico de los de San Francisco. Disfruto de su material en estudio, pero en directo me habría gustado que rompieran con la interpretación tan impecable de sus temas a base de algún estallido de caña. Aunque tampoco me hagan mucho caso...

Viernes
Inicié el itinerario del viernes con mi gran descubrimiento de esta edición: Magnolia Electric Co.. Country noventero muy elegante con Jason Molina (Songs:Ohia, Centromatic) al frente. Tras comprobar que no hay mucho que rascar en Vivian Girls (lo suyo es un "do it yourself" mal entendido), tocaba ver Spiritualized. Con la goma en el brazo y la cuchara preparada, lo suyo fue una inyección directa al cerebro... una alucinación que se prolongó durante una hora y que acabó en un éxtasis de distorsiones acompañado por una iluminación no apta para epilépticos. Definitivamente no estoy hecho para Sunn O))) y mi paciencia solo aguantó dos temas... excesivo para mis melódicos oidos, The Drones sonaron de maravilla pero tenía la cabeza en el próximo show: Fucked Up. Vaya por delante que iba con ciertas reservas alrededor de "The Chemistry of common life", pero tras verles en directo cualquier duda quedó disipada. El orondo vocalista Damian Abraham eclipsa al resto de la banda, cantando la mayor parte del concierto desde la valla de seguridad haciendo sudar a los seguratas; despelotándose y haciendo gala de micropene o subiéndose a los amplis. El desmadre que armaron solo se puede comparar al de Les Savy Fav en la edición anterior.
Precisamente el año pasado, por culpa de las solapaciones me perdí a Shellac. Me quité la espinita finalmente y encima con uno de los mejores conciertos del fesival. Músicos excepcionales y con un gran sentido del espectáculo, así es complicado salir defraudado de una actuación de los chicos de Albini.

Sábado
El día gordo. A las 19:00 empezaba lo bueno con Jayhawks. Ya he dejado clara por el blog mi debilidad por los de Minnesota, y en esta ocasión las voces de Louris & Olson volvieron a poner la piel de gallina con un set-list parecido al del Azkena, a base de "Tomorrow the green grass" y "Hollywood Town Hall", aunque en esta ocasión su actuación fue un poco más corta. No fallan, y por si queda algún escéptico siempre quedará ese tramo final con "Blue" y "Miss Williams Guitar" para disipar cualquier duda. De todas formas, espero que en alguna ocasión recuperen algún tema que suelen dejar en el tintero. El caso de "Ten little kids" es el más flagrante.
Sin tiempo para más de tres temas de Herman Düne me largo a asegurar un buen sitio para ver a Neil Young. Motivo de causa mayor, aunque por lo visto de Mr. Düne tampoco lo lamenté en exceso a pesar que al parecer luego la cosa mejoró. Faltaba una corista y tampoco llegó a sonar redondo (por lo visto la cosa fue a más, una pena porque tenía ganas de verle).
Neil Young debería dejarse de escribir en minúsculas. No solo fue la mejor actuación del festival, sinó que para el firmante sea probablemente el mejor concierto que ha visto en su vida. Repertorio brillante (más allá de las complicaciones de resumir en 1 hora y 45 minutos una carrera tan amplia, cuantitava y cualitativamente): "Hey Hey, My My", "Everybody knows this is nowhere", "Cinnamon girl", "Are you ready for the country" y sobretodo "Heart of gold" y "Old man" del tirón, climax que puso a prueba el lagrimal de los 30.000 asistentes a semejante espectáculo. Young ha conseguido que no se le valore con la condescencia propia de alguien con un pasado glorioso y cuyo presente tiene más nombre que contenido. En estudio sigue manteniéndose en la cima con discos como "Chrome Dreams II" o "Living with war" (uno de los mejores trabajos de esta década, a pesar de que por desgracia Young lo omita en sus repertorios) y en directo su honestidad es incuestionable, huye de hieratismos, distorsiona y suda sus canciones de una manera impropia de alguien de más de 60 años. Puede ser que juegue a ser joven, pero yo me lo sigo creyendo (y con fe ciega). Solo se le puede dar las gracias al canadiense por esas casi dos horas de felicidad en estado puro y esperar que no haya que esperar tanto hasta la próxima vez que lo veamos por nuestros escenarios.
De la misma manera que el fútbol, la música también puede ser un estado de ánimo (vaya puta mierda de comparación si me permiten, omitan la forma y espero que al menos coincidamos en el fondo). Y eso mismo sucedió con Sonic Youth, o entras o te quedas fuera... buen sonido y mejor ejecución, pero la selección de los temas no hizo justicia a lo mejor de su legado (más allá de la sobreabundancia de repertorio de su último disco, que a mi no me acaba de entusiasmar).
Último fogonazo, los bandarras de Black Lips a las 3 de la mañana. Uno de esos conciertos en los que se requiere ir tan o más cocido que el grupo para disfrutarlo, y yo por mi parte cumplí. Quien fuera sereno seguramente se daría cuenta de que aquello no fue nada del otro jueves, pero que quereis que os diga... cuando oí "Katrina", "Bad Kids" o "Drugs" no pude evitar ser uno más de esa locura colectiva en forma de pogo descomunal (lo de Fucked Up había sido gordo, pero se notaba que para muchos con la actuación de los de Atlanta se acababa el Primavera, o como mínimo el rock'n'roll en el Primavera) y gozarlo cosa bárbara.

Video: Neil Young - Heart of gold (Primavera Sound 09)

No hay comentarios: