Cry baby (John Waters, 1990)

Las traducciones de títulos extranjeros dan lugar a cosas como "The village"-"El bosque", o como "Cry baby"-"El lágrima". Para mi esta última se lleva la palma, y sube directo al podium de traducciones sangrantes.

"Cry baby" es la cuarta película de John Waters (Steve Buscemi de viejuno), el mayor amigo de lo bizarro. A parte de esto, Waters es un aficionado al rock. Entre el reparto de sus películas se pueden ver nombres como Debbie Harry, Stiv Bators, Chris Isaak o Iggy Pop. Prueba irrefutable de su pasión por la buena música es esta película, a medio camino entre el musical y las historias de bandas juveniles, dando como resultado un "que pasaría si John Waters hubiera dirigido Grease o West Side Story".

Ambientada en los años 50, explota de nuevo el argumento de guerra de bandas, los rockeros chungos contra la burguesía más ñoña. A imagen y semejanza de James Dean, Johnny Depp interpreta a Wade "Cry baby" Walker, líder de la banda de los Drapes que se enamora de Allison, la novia del lider de la banda rival, los Squares. Junto a Johnny Depp, se puede ver a Iggy Pop y a Traci Lords. Obviamente los dos del lado de los malotes, aunque la verdad es que habría sido más gracioso verlos en el otro lado: Iggy en su casa unifamiliar pasando la cortadora de cesped por su jardín, y Traci Lords como una remilgada que todavía se sigue chupando el dedo (introduzca aquí su sonrisa socarrona).

Entre tanganas, topicazos pasados por el filtro Waters y sobre todo toneladas de rock'n'roll transcurre "Cry baby". Para mi gusto una de las películas de John Waters que menos me han impresionado, su crítica se basa exclusivamente en la parodia y no se le puede exprimir todo el jugo que podría tener "Pink Flamingos", "Pecker" o "Los sexoadictos". Puede que Waters caiga en la provocación fácil constantemente, que evidencie sus mecanismos de corrosión, pero a lo largo de su carrera se ha mantenido como un picor de huevos en medio de una sociedad que solo aspira a la belleza más artificial, y por eso mismo, 35 años después de "Pink flamingos" sigue siendo uno de los puntos de resistencia más severos a la hora de negarse a compartir la idea universal de "buen gusto".

Aquí podeis ver la peli.

Video: Built to spill - Conventional wisdom